24 de julio de 2023

¿Por qué la feria del libro de Tijuana ha causado controversia?

 Estamos acostumbradxs a la polaridad de las opiniones, es por eso que dudamos en escribir sobre este tema, no obstante nuestra visión como tijuanenses, como lectores y ahora editores que cuentan con una oferta literaria distinta, nos sentimos en la necesidad de escribir sobre ello. 

Nuestra sorpresa inició con la imagen de Julio Verne como eslogan publicitario de este año, la cual nos resulta ya bastante absurda, puesto que no corresponde a algún escritor vivo y mucho menos latinoamericano, no queremos caer en lo políticamente correcto de aprovechar la coyuntura de homenajear necesariamente a escritoras vivas, estamos de acuerdo con LHC en que hubo escritores que hicieron bastante por la comunidad de las letras en los 90s, hablando específicamente del escritor tijuanense Rafa Saavedra, quien cumplía 10 años de fallecido. 

Otro punto más allá de la imagen es el tema del costo por espacio, al enterarnos del precio nos pareció incluso absurdo, impagable para proyectos independientes que centran su trabajo en la difusión y distribución de edición independiente y no en el lucro. Las instituciones tijuanenses piensan o consideran que lo real lo verdaderamente importante son las grandes editoriales quienes cuentan con los medios para poder publicar u ofrecer una amplia distribución de literatura pop, ojo, no por ella de mala calidad, el punto no es ese sino ampliar la oferta literaria hacia pequeñas editoriales que no pertenecen al gremio de las grandes editoriales, muchas de ellas como cualquier otro oficio plegado de mafias. 

Vemos un enorme problema al momento de dialogar con la comunidad libresca tijuanense, y es que sale a la luz un conservadurismo, en el sentido de colocar en un pedestal el objeto libro, cayendo en un elitismo en el que se ve por debajo a todx aquel que no tenga el hábito de la lectura. Sin querer enemistarse con nadie, pero no olvidemos la larga herencia conservadurista que existe en la región, la cuestión, es pensar si el fin de la feria del libro es el lucro, o compartir la diversidad editorial, porque si la respuesta es la segunda, la mayor parte de la edición en el país está excluida.